martes, 12 de mayo de 2009

Las ciudades de cerdos de Smithfield

por Luis Hernández Navarro

Smithfield, el gigante agroalimentario productor de puercos, es una de las más grandes empresas del mundo. En 2008 ocupó el lugar número 222 entre las 500 firmas más importantes de Estados Unidos, según la revista Fortune. Es la tercera compañía más poderosa en la producción de alimentos, después de Archer Daniels Midland y de Tyson Foods.

Pero su impresionante crecimiento económico se enfrenta a un grave problema: las cada vez más estrictas regulaciones ambientales y laborales, y las multas por violarlas. Smithfield ha sido reiteradamente acusada de contaminar agua, suelo y aire, y de no respetar los derechos humanos de sus trabajadores. Human Rights Watch documentó ampliamente en su reporte Sangre, sudor y miedo, publicado en 2005, los abusos que comete esta empresa.

Para evadir esas regulaciones, Smithfield ha trasladado parte de sus operaciones a países en los que las leyes que protegen el medio ambiente son más laxas, y los políticos están más dispuestos a ayudar a la empresa. Es así como ha instalado fábricas productoras de cerdo en México, Rumania y Polonia.

Las granjas de Smithfield son verdaderas ciudades de puercos, rodeadas de mares de mierda y desechos, que crecen a la sombra de regulaciones ambientales débiles y autoridades permisivas. En ellas los marranos son engordados hasta alcanzar 120 kilogramos en un tiempo récord: escasos 300 días. Los animales viven en jaulas que impiden su movimiento, en barracas con ventilación deficiente, con iluminación constante para estimular su crecimiento.



En Polonia y Rumania ha llevado a la ruina a miles de pequeños ganaderos. En ese último país, según el diario estadunidense The New York Times (06/5/09), los criadores de puercos han descendido en 90 por ciento, mientras disminuyeron en 56 por ciento en Polonia, el cual, por si fuera poco, exporta chuletas de cerdo a África a precios muy bajos, provocando la quiebra de campesinos en naciones como Costa de Marfil. La compañía obtiene millones de euros de subsidios económicos proporcionados por la Unión Europea.




En 2007, cerca de 67 mil ejemplares murieron o fueron eliminados, como resultado de la fiebre porcina, dentro de las instalaciones de la empresa en Rumania. Dos de las plantas operaban sin permiso, sus directivos no informaron adecuadamente del fallecimiento de los animales y sus empleados se movían libremente entre las distintas granjas sin tomar medidas de seguridad. Los científicos han encontrado elementos de este virus porcino (uno de Europa o Asia, y otro de América del Norte) en el código genético del virus de la actual influenza A/H1N1.

Aprovechando el Tratado de Libre Comercio, Smithfield se estableció en México y fundó en 1994 Granjas Carroll en Veracruz y Puebla. En el estado de Sonora instaló Norson en 1999.

En contra de lo que afirma, esa empresa porcícola destina el grueso de su piara al mercado nacional. Desde 2000, ha engordado 6 millones 400 cerdos en pie. De ellos 5 millones 120 mil se enviaron al valle de México para su sacrificio en rastros y su consumo en el Distrito Federal y estado de México. El resto se mandó a Veracruz y a la península de Yucatán.

Al igual que en los países de Europa del este, donde opera Smithfield, los problemas ambientales y de salud pública generada por estas ciudades de puercos y la facilidad para asociarse con importantes políticos locales han sido evidentes en el caso de Granjas Carroll.

El gobierno de Fidel Herrera, en Veracruz, y el Partido Revolucionario Institucional han utilizado a la empresa para promocionar proyectos sociales a partir de donaciones hechas por la trasnacional. Simultáneamente, las autoridades federales se han dedicado a cubrir a la compañía.



La contaminación que ha provocado Granjas Carroll y su impacto en la salud de los pobladores de las comunidades que se encuentran alrededor de los centros de producción, así como las lagunas en que depositan los desechos animales propiciaron, desde 2004, el surgimiento de un movimiento ambientalista regional. La empresa respondió reprimiéndolo.




A comienzos de 2005, pobladores de La Gloria y Xaltepec, a los que se sumaron 10 comunidades más, se unieron para protestar, por medio de firmas, en contra de la expansión de Carroll. Hicieron asambleas y marchas. El 26 de abril de 2005 los habitantes de Totalco realizaron la primera marcha en contra de la trasnacional. La maestra de telebachillerato Verónica Hernández Argüello escribió un comunicado que fue leído en la radio local, llamando a defender el medio ambiente. La empresa la demandó legalmente por difamación, igual que hizo con otros vecinos. En total, ocho ambientalistas tienen procesos legales en su contra. Tres de ellos, Verónica incluida, fueron detenidos y obligados a pagar una fianza de 8 mil pesos para salir de la cárcel.

Los habitantes de Achichica, Guadalupe Buenavista, Quechulac, Guadalupe Victoria, San Luis Atexpac, Portes Gil, San Pedro el Águila, Techachalco, Achichica, Iztoten, La Gloria y Xaltepec, comunidades enclavadas alrededor de las ciudades de puercos de Granjas Carroll, viven desde hace 14 años con miedo a la contaminación. Respiran día y noche una peste infernal. Las tolvaneras arrastran la fetidez a muchos kilómetros a la redonda. Ellos creen que sus enfermedades respiratorias se deben a la empresa.

La epidemia de la influenza existe. No es una maquinación para enriquecer a Donald Rumsfeld, estimulado las ventas de Tamiflu o un complot para quitarnos libertades democráticas, por más que las ganancias de las compañías farmacéuticas se hayan incrementado y que el gobierno haya respondido a la crisis de manera autoritaria y mentirosa.

La enfermedad es un hecho real, surgido, según apuntan diversos estudios científicos, del modelo de producción industrial de puercos como el puesto en práctica por Smithfield, al que se le suma la crisis de nuestro sistema sanitario y de investigación científica creada por la devastación neoliberal, y la erosión de nuestros sistemas inmunológicos propiciada por el hacinamiento humano y nuestros modelos de consumo. Mejor entenderlo así, antes de que sea tarde.

jueves, 7 de mayo de 2009

Desastre agrario en el tercer mundo neoliberal: el caso de la India

México se encuentra sumido en un desastre agrario similar, sin embargo, aquí los efectos se han visto mitigados por la válvula de escape que representa la migración.

From Seeds of Suicide to Seeds of Hope: Why Are Indian Farmers Committing Suicide and How Can We Stop This Tragedy?
by Vandana Shiva




In a land where reincarnation is a commonly held belief, where the balance sheet of life is sorted out over lifetimes, where resilience and recovery has been the characteristic of the "kisan," the peasant cultivation, why are Indian farmers committing suicide on a mass scale?

200,000 farmers have ended their lives since 1997.

Farmers' suicides are the most tragic and dramatic symptom of the crisis of survival faced by Indian peasants.

Rapid increase in indebtedness is at the root of farmers' taking their lives. Debt is a reflection of a negative economy. Two factors have transformed agriculture from a positive economy into a negative economy for peasants: the rising of costs of production and the falling prices of farm commodities. Both these factors are rooted in the policies of trade liberalization and corporate globalization.

In 1998, the World Bank's structural adjustment policies forced India to open up its seed sector to global corporations like Cargill, Monsanto and Syngenta. The global corporations changed the input economy overnight. Farm saved seeds were replaced by corporate seeds, which need fertilizers and pesticides and cannot be saved.

Corporations prevent seed savings through patents and by engineering seeds with non-renewable traits. As a result, poor peasants have to buy new seeds for every planting season and what was traditionally a free resource, available by putting aside a small portion of the crop, becomes a commodity. This new expense increases poverty and leads to indebtness.

The shift from saved seed to corporate monopoly of the seed supply also represents a shift from biodiversity to monoculture in agriculture. The district of Warangal in Andhra Pradesh used to grow diverse legumes, millets, and oilseeds. Now the imposition of cotton monocultures has led to the loss of the wealth of farmer's breeding and nature's evolution.

Monocultures and uniformity increase the risk of crop failure, as diverse seeds adapted to diverse to eco-systems are replaced by the rushed introduction of uniform and often untested seeds into the market. When Monsanto first introduced Bt Cotton in 2002, the farmers lost 1 billion rupees due to crop failure. Instead of 1,500 kilos per acre as promised by the company, the harvest was as low as 200 kilos per acre. Instead of incomes of 10,000 rupees an acre, farmers ran into losses of 6,400 rupees an acre. In the state of Bihar, when farm-saved corn seed was displaced by Monsanto's hybrid corn, the entire crop failed, creating 4 billion rupees in losses and increased poverty for desperately poor farmers. Poor peasants of the South cannot survive seed monopolies. The crisis of suicides shows how the survival of small farmers is incompatible with the seed monopolies of global corporations.

The second pressure Indian farmers are facing is the dramatic fall in prices of farm produce as a result of the WTO's free trade policies. The WTO rules for trade in agriculture are, in essence, rules for dumping. They have allowed wealthy countries to increase agribusiness subsidies while preventing other countries from protecting their farmers from artificially cheap imported produce. Four hundred billion dollars in subsidies combined with the forced removal of import restriction is a ready-made recipe for farmer suicide. Global wheat prices have dropped from $216 a ton in 1995 to $133 a ton in 2001; cotton prices from $98.2 a ton in 1995 to $49.1 a ton in 2001; Soya bean prices from $273 a ton in 1995 to $178 a ton. This reduction is due not to a change in productivity, but to an increase in subsidies and an increase in market monopolies controlled by a handful of agribusiness corporations.

The region in India with the highest level of farmers suicides is the Vidharbha region in Maharashtra -- 4000 suicides per year, 10 per day. This is also the region with the highest acreage of Monsanto's GMO Bt cotton. Monsanto's GM seeds create a suicide economy by transforming seed from a renewable resource to a non-renewable input which must be bought every year at high prices. Cotton seed used to cost Rs 7/kg. Bt-cotton seeds were sold at Rs 17,000/kg. Indigenous cotton varieties can be intercropped with food crops. Bt-cotton can only be grown as a monoculture. Indigenous cotton is rain fed. Bt-cotton needs irrigation. Indigenous varieties are pest resistant. Bt-cotton, even though promoted as resistant to the boll worm, has created new pests, and to control these new pests, farmers are using 13 times more pesticides then they were using prior to introduction of Bt-cotton. And finally, Monsanto sells its GMO seeds on fraudulent claims of yields of 1500/kg/year when farmers harvest 300-400 kg/year on an average. High costs and unreliable output make for a debt trap, and a suicide economy.

While Monsanto pushes the costs of cultivation up, agribusiness subsidies drive down the price farmers get for their produce.

Cotton producers in the US are given a subsidy of $4 billion annually. This has artificially brought down cotton prices, allowing the US to capture world markets previously accessible to poor African countries such as Burkina Faso, Benin, and Mali. This subsidy of $230 per acre in the US is untenable for the African farmers. African cotton farmers are losing $250 million every year. That is why small African countries walked out of the Cancun negotiations, leading to the collapse of the WTO ministerial.

The rigged prices of globally traded agriculture commodities steal from poor peasants of the South. A study carried out by the Research Foundation for Science, Technology and Ecology (RFSTE) shows that due to falling farm prices, Indian peasants are losing $26 billion annually. This is a burden their poverty does not allow them t bear. As debts increase -- unpayable from farm proceeds -- farmers are compelled to sell a kidney or even commit suicide. Seed saving gives farmers life. Seed monopolies rob farmers of life.

Farmers suicides in the state of Chattisgarh have recently been before in the news. 1593 farmers committed suicide in Chattisgarh in 2007. Before 2000 no farmers suicides are reported in the state.

Chattisgarh is the Centre of Diversity of the indice varieties of rice. More than 200,000 rices used to grow in India. This is where eminent rice scientists Dr. Richaria did his collections and showed that tribals had bred many rices with higher yields than the green Revolution varieties.

Today the rice farming of Chattisgarh is under assault. When indigenous rice is replaced with green Revolution varieties, irrigation becomes necessary. Under globalization pressures, rice is anyway a lower priority than exotic vegetables. The farmers are sold hybrid seeds, the seeds need heavy inputs of fertilizers and pesticides, as well as intensive irrigation. And crop failure is frequent. This pushes farmers into debt and suicide.

Chattisgarh is also a prime target for growing of Jatropha for biofuel. Tribals farms are being forcefully appropriated for Jatropha plantations, aggravating the food and livelihood crisis in Chattisgarh. The diesel demand of the automobile industry is given a priority above the food needs of the poor.

The suicide economy of industrialized, globalised agriculture is suicidal at 3 levels - it is suicidal for farmers, it is suicidal for the poor who are derived food, and it is suicidal at the level of the human species as we destroy the natural capital of seed, biodiversity, soil and water on which our biological survival depends.

The suicide economy is not an inevitability. Navdanya has started a Seeds of Hope campaign to stop farmers suicides. The transition from seeds of suicide to seeds of hope includes :

· a shift from GMO and non renewable seeds to organic, open pollinated seed varieties which farmers can save and share.

· a shift from chemical farming to organic farming.

· a shift from unfair trade based on false prices to fair trade based on real and just prices.

The farmers who have made this shift are earning 10 times more than the farmers growing Monsanto's Bt-cotton.